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Conferencia pronunciada en el "Círculo de Economía" de Barcelona.
Ayer, cuando celebrábamos la ceremonia de entrega
del Premio Catalunya, el president Pujol, en un determinado momento,
dado que yo hablaba de, entre otras cosas, los valores asiáticos,
mencionaba que el Estado de bienestar forma parte de los valores
europeos y creo que esta observación es atinada.
En efecto, el Estado de bienestar, tal como lo
conocemos, es uno de los grandes logros de la civilización europea, es
una de las grandes contribuciones de Europa al mundo. El resto del mundo
ha emprendido esta dirección, imitándolo cada vez mas, valorando
positivamente, en muchos aspectos, lo que ha sucedido en Europa desde
que concluyera la Segunda Guerra Mundial.
Creo que es importante tener esto en cuenta porque
hay algo muy importante, y de largo plazo, en lo que es la perspectiva
del Estado de bienestar. Los problemas a corto plazo con que a veces se
enfrentan las economías pueden suponer una tentación para la economía de
alejarse de un compromiso a largo plazo, pero esto sólo se podrá hacer a
gran coste. No se sacrifican los grandes logros de la civilización,
porque en un determinado momento se están atravesando problemas de corto
plazo.
Entonces deberemos examinar si algunas de las
dificultades previstas en la misma naturaleza del Estado de bienestar y
su sustentabilidad, son realmente problemas a largo plazo o no.
Problemas que no podremos soslayar sin desmantelar en cierta medida el
Estado de bienestar tal como lo hemos entendido.
Vamos a hacer un par de comentarios antes de
proceder. Primero: ¿Cuál es la naturaleza de ese Estado de bienestar? La
naturaleza del Estado de bienestar consiste en ofrecer algún tipo de
protección a las personas que sin la ayuda del Estado puede que no sean
capaces de tener una vida mínimamente aceptable según los criterios de
la sociedad moderna, sobretodo la Europa moderna. La idea fundamental
versa en torno a la interdependencia entre los seres humanos. En este
sentido, el Estado de bienestar, tiene algo en común con la economía de
mercado, porque la economía de mercado también es algo donde el
individuo solo no es absolutamente nada. En la economía de mercado las
personas dependen unas de otras, y nadie ha explicado esto tan
claramente como Adam Smith en "La riqueza de las Naciones". Toda la base
de la economía de mercado gira en torno a la capacidad de interactuar
entre sí, de depender unos de otros, de poder hacer cosas para los demás
y que ellos hagan cosas por ti.
La economía de mercado
Adam Smith no se limita a considerar el
intercambio, donde la principal motivación surge de la búsqueda de la
ganancia individual. Es decir, tengo algo que me gustaría intercambiar
por algo que tienes tú, y tú estás dispuesto a intercambiar lo que tú
tienes por lo que yo tengo. Y esto redunda en un cambio mútuamente
beneficioso, siendo esa la base del intercambio en la economía de
mercado.
Pero como decía Adam Smith la economía de mercado
no es sólo un asunto de intercambio, sino que también incorpora la
producción, la creación de instituciones que hacen posible y duradero el
intercambio. Esto requiere una confianza mutua y que si alguien me
promete algo yo pueda creérmelo. Que si usted me dice que se compromete a
hacer algo, yo pueda creérmelo. Pues bien, esto son cosas que suponen
una dependencia directa de un determinado tipo de comportamiento del
otro, que es algo que acepto como parte de la ética de una economía de
mercado, de una economía capitalista.
A veces la gente comete el error de pensar que la
economía capitalista sólo florece a partir del afán de lucro. La
economía capitalista prospera, ante todo, a base del "etos" capitalista,
que incluye también el orgullo en la calidad de la producción, orgullo
que se siente por la capacidad de realizar lo que uno ha prometido. El
carácter de confianza es una faceta muy importante del "etos"
capitalista y la búsqueda de beneficios encaja en esa estructura más
amplia.
Tal como la economía de mercado funciona poniendo
en sintonía a diferentes personas, pues el Estado de bienestar hace
exactamente lo mismo. Advierte que es posible que algunas personas se
adentren en una situación muy difícil, por causa de enfermedad, pueden
necesitar asistencia médica y aunque tengan un patrimonio suficiente,
quizá no puedan permitirse pagar los gastos, según el tipo de
enfermedad, o quizá se empobrezcan o pierdan el trabajo, o puede que
tengan un bajo nivel salarial u otro tipo de problemas, como
discapacidades de toda suerte que les impide tener una renta decente. Lo
que entonces aporta el Estado es un apoyo básico para que no caiga en
ese agujero de la pobreza, no se hunda en la pobreza. El Estado de
bienestar impide que alguien llegue a un estado de existencia que se
podría calificar de vergonzoso en la sociedad moderna.
Pues bien, el Estado de bienestar, evolucionó
lentamente y se ha producido un cierto consenso sobre estas garantías
básicas, de manera que el ser humano puede confiar en la ayuda de los
demás. En función de la gravedad de las circunstancias, esta ayuda puede
ser mayor o menor, es algo que también depende de una serie de
circunstancias.
La idea subyacente del Estado de bienestar, en
cierto sentido, es la de una sociedad interdependiente, donde la idea de
la responsabilidad está ampliamente compartida.
El segundo concepto que quiero recalcar es la idea
de Europa. Esto surge a partir de una situación de guerra en los años
treinta, principios de los cuarenta, y las primeras reflexiones sobre el
movimiento del federalismo europeo se originan como reto directo a la
II Guerra Mundial.
He sido muy afortunado al poder conocer algunas de
las personas que participaron en esto. Mi esposa anterior, Eva Coloni,
que falleció en 1985, era hija de Eugeni Coloni, uno de los signatarios
del Primer Manifiesto Federalista Europeo del 41, que luego se firmó en
Milán en el 43. Otro signatario fue Alterio Espinelli, que fue mi
suegro. Mi suegra se casó con él después de que su primer marido fuera
fusilado por Mussolini unos tres días antes de la llegada de las tropas
americanas a Roma. Realmente fue un momento muy trágico, casi al final
de la guerra. Estaba en la resistencia y, para los fascistas ese era
motivo para matarle.
Pero los inicios del movimiento federalista europeo
se originan entonces. El tercer signatario de este documento tripartito
fue Ernesto Rossi. Y si analizamos este documento, que da la casualidad
que tenemos en mi familia, quedan claras cuales fueron las principales
motivaciones tras el movimiento federalista europeo. No fue la
estabilidad monetaria ni cuestiones similares, a pesar de constituir
asuntos importantes, sino que se produce primero y ante todo el
compromiso de llegar a la unidad europea sin guerra, el compromiso para
con una Europa libre, donde las personas pudieran confiar unas en otras y
el Estado de bienestar sería el resultado natural de esto.
Y el tercer elemento que se recalca una y otra vez
es la necesidad de gobernar por debate, a partir de un intercambio de
ideas basado en un debate libre. Ellos que habían vivido el primer
período del fascismo italiano, pensaron que una de las cosas que se
había perdido allí era la capacidad de hablar libremente, de debatir, de
criticarse unos a otros, de que las decisiones surgieran sobre la base
del debate.
Yo diría que esos compromisos son: en primer lugar,
vivir en paz, vivir en libertad. Segundo, la necesidad de poder confiar
unos en otros, interdependientes. Y, tercero, el llegar a decisiones
basadas en el debate previo. Siguen de gran actualidad hoy por hoy y,
cuando examinamos algunos de los debates con que se enfrenta Europa,
hemos de tener en cuenta estos valores básicos que tan cruciales fueron
en el inicio del movimiento europeo.
La Unión europea
Posteriormente el movimiento europeo desarrolló
muchas otras etapas y se convirtió en ese gran logro que es hoy en el
mundo, y debo decir que considero que la Unión Europea es uno de esos
grandes logros del Siglo XX.
Es realmente notable que ya se ha llegado a esta
Unión. Personalmente, yo criticaría algunas de las prioridades de la
Unión Europea, hoy por hoy, tal como yo lo veo, pero eso no me impide
que la admire. Hablo desde una gran proximidad y también desde cierta
distancia. He pasado la mitad de mi vida en Europa, he tratado con
europeos, incluso en mis dos matrimonios -mi esposa actual es inglesa,
la anterior como les decía era italiana-, pero también como economista
me bombardean continuamente con preguntas sobre Europa y claro uno nunca
puede sustraerse a ese planteamiento.
Pero no soy europeo, no nací en Europa, y tampoco
soy europeo en estos momentos, vivo en Estados Unidos y soy ciudadano
súbdito de la India. Así, hablo un poquitín desde el exterior pero a
veces resulta útil hablar desde el exterior, puedes hacer comparaciones.
Ciertamente, una comparación entre Europa y EE.UU. es muy importante
actualmente, sobre todo cuando se debate el futuro del Estado de
bienestar.
Estas cosas las digo a guisa de antecedentes. Bien,
¿Cuál es el problema? El Estado de bienestar ha alcanzado grandes
logros, esto nadie lo pone en tela de juicio, pero, a veces, se olvida
cuanto han cambiado las cosas.
Observemos Europa. Prescindiendo de los años de la
guerra, consideremos los principios de los años veinte, treinta o
incluso finales de los treinta, o principios del período de posguerra,
mediados los cuarenta. La expectativa de vida en Europa era muy inferior
de lo que es hoy el caso en África o Asia. La incidencia de morbosidad,
de enfermedades de todo tipo que desde entonces se han eliminado
radicalmente, fue muy alta, en esa época, incluso en Europa. Similar es
el caso de la pobreza. Creo que debería ser realmente causa de orgullo
que la situación haya cambiado tantísimo en Europa desde entonces y el
Estado de bienestar ha tenido un papel importante en ello: la asistencia
sanitaria, las redes de seguridad social, los programas de alivio de la
pobreza, seguro de desempleo, planes de pensiones de algún tipo, quizás
no excesivo, pero si el derecho que tienen los ciudadanos de gozar de
una existencia decente también durante su jubilación.
Todo esto que forma parte del Estado de bienestar
no siempre reviste esta forma segregada, a veces todo queda integrado
como sucede en algunos países. El Reino Unido es un país donde está
bastante integrado. A veces todo viene muy desmenuzado como en el caso
de Italia, donde prácticamente no hay política nacional en la materia,
hay una variedad de seguros relacionados con el empleo, etc. y hay que
analizar la suma de todo.
La verdad es que me sorprendió el caso de Italia.
La última vez que estuve, a menudo voy a Italia pero el año pasado
estuve cuatro meses en Italia en un trabajo de consultoría con el Banco
de Italia, coincidió que estaban haciendo un estudio sobre la pobreza y
yo estuve dándoles algunos consejos. El mes que viene, en junio, se
ultimará este informe sobre la pobreza, y debo decir que me sorprendió
lo heterogéneo que es el sistema italiano, la heterogeneidad italiana es
una de las cosas más destacables de Europa, porque dentro de un sólo
país nos encontramos con enormes diferencias.
Por ejemplo, las rentas. Si clasificáramos todas
las demarcaciones de Europa en categorías, 1,2,3,4,5, uno los más ricos y
cinco los más pobres, veríamos como en la categoría uno, prácticamente
no hay ni un británico y muy pocos franceses, hay muchos alemanes y
muchos italianos. De hecho, la población italiana de la categoría uno,
Emilia Romana, Venecia, etc. es mayor que la población alemana de la
categoría uno. Al analizar la dos, el Reino Unido ya empieza a aparecer,
Francia con fuerte representación, Alemania también. En la categoría
cinco Alemania ya ha desaparecido, Francia no aparece, el Reino Unido
tampoco, pero Italia tiene una fuerte representación, así que Italia
abarca todo el abanico de esas categorías. Por esto el estudio de la
pobreza en Italia resultó especialmente interesante ya que es un tema
muy candente.
Tres preocupaciones
Ahora el problema que arrastra Italia es una
versión exagerada o, mejor dicho, una versión más acentuada de lo que se
enfrenta Europa en general. El deseo de tener un Estado de bienestar
floreciente conlleva muchos problemas fiscales y de vez en cuando el
gobierno italiano recibe un recordatorio de la Unión Europea de que no
están haciendo lo suficiente en esta materia. ¿Dónde reside el problema
en cuanto al aspecto fiscal? ¿Por qué nos preocupa?
Hay tres preocupaciones concretas:
La primera preocupación es bastante mecánica. La
idea de que Europa ha de tener una moneda común, la Unión Monetaria
Europea ha de tener una moneda llamada euro. Por ello, hay que hallarse
en la situación en la que la moneda común opera sin traumas y esto
quiere decir que las presiones que conllevan inevitablemente a la
devaluación o la apreciación, no deberían producirse. Si se produjeran
con una moneda común, ya que no hay un método de ajuste de devaluación,
este ajuste se realizará en términos reales, grave depresión, desempleo,
recesión, etc. Esto hay que evitarlo.
Digo que es mecánico porque mientras que la Unión
Monetaria Europea es, en última instancia, algo muy bueno y la idea de
la moneda común es una muy buena idea, a mi modo de ver, en cierto modo
es una decisión de ceder uno de los instrumentos de ajuste, a saber, los
tipos de cambio monetarios.
Muy pronto, la pregunta que se han hecho muchos
economistas es la siguiente: ¿Por qué van a prescindir ustedes de este
campo concreto de control, a saber los tipos de cambio? No hay acuerdo
europeo sobre el desempleo, no hay acuerdos europeos, pero,
repentinamente, aquí está el euro. En fin, no pongo en duda la Unión
Monetaria Europea, me parece una idea excelente y también la del euro.
Pero la pregunta es: ¿cuál hubiera debido ser el secuenciado? Esta fue
una razón por la que decir: si quieren llegar ustedes al euro en 1999,
cada país ha de tener menos del 3% de déficit presupuestario como
porcentaje del PIB y el endeudamiento público no ha de ser más del 60%
del PIB. Esto parecía tan imposible que esta condición se relajó pronto y
se dijo: los países harán un auténtico esfuerzo para llegar al 60%, no
importa que lo consigan o no.
Entonces el compromiso importante radica en el 3% y
ahora muchos países, incluido Alemania, están teniendo problemas con
esto. Recuerdo hace un tiempo, cuando yo estaba en Italia, sólo
Luxemburgo reunía esta condición. Ahora esta situación ha cambiado, ha
mejorado un tanto, pero 1999 será un gran logro si todos esos países
llegan a conseguirlo.
Esto es un tipo de motivación, yo diría que es
propulsada por un programa, no fundamental, pero uno puede ser
prisionero de una situación impulsada por programas, por eso lo menciono
sin vacilación alguna.
En el debate británico ocurría una cosa curiosa,
pues si eras, de alguna manera, escéptico respecto al euro,
inmediatamente te tachaban de conservador, y dado que nunca me he visto
atraído por la filosofía del Partido Conservador fue extraordinario que
cada vez que hablaba del euro, se me tachaba de tener un punto de vista
tory. Los laboristas se consideraban totalmente proeuropeos, mientras
que los torys aportaban argumentos en contra, y debo decir que, a veces,
eran argumentos muy válidos en contra de tener el euro en ese momento.
Pero esto es lo que sucede cuando es impulsado por programas, porque
entonces no está relacionado con las plataformas políticas de los
partidos. Es interesante que, desde el punto de vista laborista,
problemas como el desempleo y la pobreza se convierten en algo
secundario frente a la estabilidad monetaria, y eso realmente es opuesto
a la posición laborista. Pero esto ha sucedido debido a la naturaleza
programática de la Unión Europea, que ha convertido esta cuestión en
prioridad insoslayable.
El segundo tema, el más importante, es el de la
inflación y la posibilidad de que si no se limita el Estado de
bienestar, podría producirse una presión tan fuerte de la inflación que
pondría en peligro el crecimiento económico. Este es un tema grave, es
algo que se aplica a cualquier país individualmente, pues cualquier país
puede tener un problema con esta cuestión.
Mi amigo Michael Bruno, que fue Gobernador del
Banco de Israel, y tiene en su crédito haber contenido una inflación
masiva -es un récord superior al que cualquier banquero del mundo haya
conseguido pues controló una situación casi imposible-, elaboró una
serie de estudios muy interesantes relativos a la inflación. Uno fue la
base de su conferencia en el Banco de Italia, hace tres años, él
lamentablemente falleció en diciembre del año pasado.
En esa conferencia dice que el impacto de la
inflación sobre la economía real no es demasiado negativo, a menos que
la inflación sea muy elevada. Sin embargo hay una trampa, pues si la
inflación es moderada hay una enorme tendencia a que no siga siendo
moderada, sino que hay una fuerte tendencia a aumentar. Estableció el
paralelismo con el tabaquismo, dijo no hay fumador moderado, me imagino
que esto no será muy popular que lo diga yo en España, porque aquí se
fuma mucho más que en Estados Unidos últimamente, por ejemplo. Aquí se
fuma tanto como en mi propio país, la India y también en China se fuma
muchísimo.
Pero lo que quiero decir es que es muy difícil
seguir siendo fumador moderado y también es difícil seguir con una
inflación moderada en una situación inflacionista. Él llega a la
conclusión de que hay que prevenir no sólo una alta inflación, sino
también la inflación moderada, porque uno se halla en lo que se llama
una inestabilidad dinámica.
Entonces debemos examinar hasta que punto un
déficit presupuestario es alimentado por el Estado de bienestar. Por
supuesto, los Estados de bienestar son un fuerte gravamen para el
déficit presupuestario. Se trata de cómo reducir ese déficit sin
prescindir del compromiso básico que ofrece el Estado de bienestar. Este
es el segundo punto: peligro de la inflación y la inestabilidad
dinámica que entraña la inflación moderada.
El tercer tema es el de los incentivos económicos.
En este punto puede decirse que si el Estado de bienestar ofrece un alto
grado de protección, las personas no se esforzarán en buscar trabajo y,
a veces, se dice que el desempleo viene alimentado por el seguro de
desempleo, pues se goza de una relativa seguridad a pesar del desempleo y
de ahí que la atracción hacia el trabajo es muy inferior de lo que
sería sin este subsidio. Hay cierta verdad en ello, si bien hay que ver
cuanta verdad hay y cuanta exageración hay en lo que es la
incentivación. Es decir, debemos preguntarnos: ¿En qué medida el
subsidio de paro es un factor que hace que la gente no se interese por
la búsqueda de un puesto de trabajo? Esto, evidentemente, sucederá en
algunos casos, pero vemos todo lo contrario en otros.
Esta mañana he tenido una entrevista en la radio y
alguien me explicó que el balón usado en el partido de fútbol de ayer,
en el cual el Barça consiguió una gran victoria, fue un balón fabricado
en la India, y según este señor había sido fabricado por niños. No sabía
que se utilizaba niños en la producción de balones de fútbol. Y no
importa si el temor es verídico o no, porque el trabajo infantil existe,
por supuesto. El trabajo infantil y muchas otras cosas se producen
cuando no hay un sistema de seguridad social, porque puede que a las
personas no les quede mas remedio. Este no es un argumento para tolerar
el trabajo infantil. Evidentemente hay que prohibir el trabajo infantil,
pero a la vez hay que hacer algo positivo, aportar ayuda, pero ambas
cosas han de ir a la par, prohibir el trabajo infantil no es suficiente,
también hay que ofrecer las circunstancias que hagan innecesarias ese
tipo de trabajo.
El impacto del desempleo
En el contexto europeo huelga decir que no sólo hay
que dar incentivos, hay que crear auténticas oportunidades laborales, y
esto plantea un tema diferente como es la prevalencia al desempleo en
estos países. He estado estudiando con cierto interés el problema del
desempleo en parte por mis conexiones con el Banco de Italia, porque el
Banco de Italia ahora está lanzando otro estudio para el que yo estoy
escribiendo la introducción, se llama "Penalizaciones al desempleo".
He intentado repasar toda la bibliografía que
existe sobre el tema del desempleo en los diferentes idiomas que hablo
y, sobre todo, lo que se ha publicado en Estados Unidos, el Reino Unido y
Canadá, así como algunas traducciones de otros idiomas europeos. Una de
las cosas que aparece una y otra vez es el desaliento motivacional de
un fuerte desempleo para la búsqueda futura de empleo, este desaliento
es inmenso. Es decir, si uno se acostumbra a ese estado de paro, la
posibilidad de que uno se empeñe en la búsqueda de un puesto de trabajo
se ve fuertemente socavada. Fíjense en la diferencia que intento
señalar: hay el efecto incentivo del subsidio del desempleo y el efecto
incentivo del propio desempleo.
Lo que recogen las estadísticas, como el impacto
del seguro de desempleo, es de hecho el efecto del mismo desempleo, es
una situación que desmotiva mucho, uno siente que nadie le quiere, o que
no tiene capacidades para las cuales alguien está dispuesto a
contratarle. En esta situación es frecuente no sólo el deterioro de
capacidad, sino que la pérdida de confianza en uno mismo es muy grande.
En uno de estos estudios, mayoritariamente
realizados en Estados Unidos donde el desempleo se considera mucho más
como un mal que en Europa, una de las cosas que se destaca es como se
inicia el deterioro psicológico y como las personas, tras un largo
periodo de desempleo, cuando vuelven al trabajo manifiestan una baja
productividad, ya que ha cambiado fundamentalmente su psicología. Aquí
nos hallamos ante un gran problema psicológico, a parte de la psicología
de autoayuda que comentaré después, porque a menudo esto también
aparece en el contexto del Estado de bienestar, es decir, se produce un
declive psicológico.
No se trata sólo de tener un seguro para no entrar
en la pobreza, es una cuestión de que uno depende de los demás. Uno
quiere conseguir un puesto de trabajo, no lo consigue, debe depender de
los demás, y esta no es una situación en la que el ánimo de la
responsabilidad individual o la autoayuda se vea alentada precisamente.
Entonces sí hay un problema con el desempleo que va mas allá que el
problema del subsidio de paro y culpar al seguro de desempleo y al
Estado de bienestar por el mal del desempleo es confundir las cosas.
Europa y Estados Unidos
Creo que no se distingue en medida suficiente entre
los diferentes componentes que tiene el impacto del desempleo sobre la
cultura de autoayuda. Ahora, ¿qué diferencia aporta esta cultura de
autoayuda y en qué grado? A menudo los Estados Unidos se aducen para la
comparación con Europa en lo que es el Estado de bienestar. En ocasiones
se comparan Estados Unidos y Europa, y se dice que la gran diferencia
reside en el hecho de que en Europa hay normativas, reglamentaciones
oficiales que se consideran de forma favorable y en Estados Unidos no.
Pero esto no es así.
Estados Unidos es un país con una gran cantidad de
reglamentaciones. Hay reglamentaciones antimonopolios, antitrust sobre
precios del consumo, regulaciones relativas a la libre competencia, no
hay monopolio privado ni público para lo que no haya una comisión de
consumidores que tiene un poder mandatorio, un poder regulatorio, no
pueden elevarse los precios de televisión o de telefónica sin el
consentimiento de estas comisiones, que ostentan una representación de
los consumidores.
Algunas de las cosas que sucedieron tras las
privatizaciones en el Reino Unido serian impensables en Estados Unidos.
Cuando se privatizó el agua, por ejemplo, que era un monopolio público y
paso a convertirse en monopolio privado, las autoridades del agua,
siendo los únicos suministradores de agua, tuvieron toda libertad para
hacer un montón de cosas que en Estados Unidos no se hubiera autorizado
jamás. En Estados Unidos la tradición de la regulación pública en una
situación de monopolio está claramente establecida, porque una de las
cosas que la cultura de la autoayuda ha intentado fomentar es una gran
suspicacia ante los monopolios.
De hecho, el principal ataque contra los sindicatos
fue que se dijo que constituían un monopolio y no otra cosa. Es decir,
tenían bastante en común con el monopolio de los ferrocarriles, siendo
este el principal argumento retórico. Es interesante, a menudo, examinar
la retórica porque revela lo que viene implícito en la mente de la
gente.
No creo que la gran diferencia entre Estados Unidos
y Europa resida ahí, tampoco reside en las diferencias de opinión que
existen sobre el sueldo mínimo. De hecho, Estados Unidos también lo
tiene, igual que lo tiene Europa, lo que sucede es que el nivel es mas
bajo en el contexto americano.
Ahora la gran diferencia veámosla en esa cultura de
la autoayuda, a mi modo de ver, y este es el aspecto positivo de la
cultura de la autoayuda, luego hablaremos de los aspectos negativos. El
aspecto positivo incluye una enorme disposición a dar prioridad a
aquellas cosas que hagan posible que las personas se ayuden a sí mismas,
por lo tanto uno de los objetivos primordiales es crear un alto nivel
de empleo en la economía.
Empecé comparando la situación entre finales de la
Segunda Guerra Mundial y la actualidad. Ahora, me remito a los años
sesenta. La guerra ya pertenecía al pasado, el auge de la posguerra
estaba en plena marcha, las economías de occidente por primera vez
empezaban a sentirse cómodas, la reconstrucción de Alemania estaba
ampliamente completada, no plenamente, pero sí había avanzado
ampliamente.
Si examinamos la tasa de desempleo en estas
economías, ¿qué encontramos? Pues la tasa de desempleo en Estados Unidos
era un 4'5% a finales de los sesenta, en Francia la tasa de desempleo
era de un 2'3%, en Italia un 5'5% y en Alemania un 0'9%.
Ahora si analizamos estos países en la actualidad,
vemos que Estados Unidos que tenía el 4'5% ahora tiene 4'9%, ha subido
un poco desde entonces y ha vuelto a bajar. Este 4'5% ó 4'9% quizá no se
calcule exactamente de la misma forma que en Europa, habría que
agregarle un 1% ó un 2% pero no mucho más.
En Italia se pasó del 5% al 12%, en Francia del
2'3% al 12%, en Alemania del 0'9% a casi el 12%. Es un cambio dramático
de la situación.
Un aumento del desempleo de este tipo creo que
políticamente sería imposible en Estados Unidos, no creo que ningún
gobierno sería capaz de sobrevivir.
El presidente del Círculo ha tenido la amabilidad
de citar uno de mis alegatos que dice que jamás un país con libertad
política, libertad de prensa, ha sufrido hambruna. Con estas libertades
es imposible que haya hambruna, porque ningún gobierno se atrevería a
llegar a tal situación por temor a no ser votado. Y creo que lo mismo
pasaría con el desempleo. Si Estados Unidos tuviera un 12% ó un 13% de
desempleo, sin hablar de un 20%, no creo que ningún gobierno pudiera
sobrevivir ni llegar a las próximas elecciones.
¿A qué se debe esto? Creo que el empleo es un
aspecto crucial de la cultura de la autoayuda, porque ¿cómo va
independizarse uno de los demás?, pues consiguiendo un puesto de trabajo
y obteniendo unos ingresos. Es reconocido que dadas las fricciones de
cualquier economía -movimientos, traslados-, siempre habrá un grado
mínimo de desempleo, pero la expectativa es que el periodo de desempleo
sea corto y, aunque sea el 2, 3 ó 4%, no será algo que deje a personas
con largos trechos de desempleo. El desempleo es muy hostil a la cultura
de la autoayuda, y en Estados Unidos políticamente es imposible que se
produzca ese nivel de desempleo, nivel que Europa por norma tiene en
estos momentos.
Europa es muy autocomplaciente. Al preguntarse, ¿a
qué se debe que la gente tenga ese gran incentivo de buscar trabajo,
incluso trabajo de bajo nivel?, considera que los americanos no tienen
desempleo pero tienen una gran cantidad de empleos con muy bajos
salarios. Creo que se está exagerando. También en Europa hay trabajos de
paga reducida, legales o no, pero creo que la situación en Estados
Unidos es dramáticamente diferente a la de Europa. Yo diría que el
factor básico y único en el mantenimiento de la cultura de la autoayuda
-y el mantenimiento de los incentivos, de la motivación de búsqueda de
empleo- es el alto nivel de empleo existente. El desempleo se fomenta a
sí mismo y esta es una de las penalidades del desempleo. Achacar la
culpa al subsidio de desempleo es confundir una de las consecuencias del
desempleo con el mal del propio desempleo, lo cual tiene un enorme
impacto en reducir la motivación para buscar trabajo y en tener un
sentido de responsabilidad individual y mayor dependencia de los demás.
Si Europa va a racionalizar el Estado de bienestar,
creo que, indudablemente, esta cultura de la autoayuda se necesitará
aquí y la revisión de la política del empleo ha de constituir una parte
central de ello.
Harlem y Bangla Desh
Por supuesto, esta cultura de autoayuda tiene un
aspecto también muy negativo, como es la falta del Estado de bienestar.
Si estamos acentuando tanto la responsabilidad individual, es posible
combinarlo de forma sensata con la responsabilidad social, y algunos
países lo hacen. Canadá es un buen ejemplo, tiene una combinación de
ambas cosas.
Pero en el contexto de los Estados Unidos se alaba
tanto la responsabilidad individual que lleva a una situación donde hay
treinta millones de personas, o incluso más, sin seguro médico. A mi me
parece una realidad escandalosa.
Hace cinco años, hice unos estudios que se
publicaron, un par de ellos, en revistas económicas profesionales, pero
también uno, en una revista popular llamada "Scientific American". En
dicho estudio, de abril de 1993, hice una comparación de las
posibilidades de supervivencia de las personas desaventajadas en los
Estados Unidos.
No hay que indagar mucho, no hay que buscar sueldos
mínimos. Con sólo mirar la raza, se obtiene una imagen dramática. Los
negros americanos tienen menos posibilidad de vivir, menos probabilidad
de vivir a la edad de 40 años no más, que los Chinos, o los de Sri
Lanka, o los Hindúes. Ello ocurre en muchos de los Estados, incluyendo
Canadá. No es sólo que a los afroamericanos les va peor que a los
americanos blancos, que ya se ha dicho, sino que los negros también son
menos favorecidos que otras etnias de los países del Tercer Mundo.
En Harlem, que forma parte de una de las ciudades
más ricas del mundo como es New York, la capital de negocios del mundo,
el residente varón tiene menos posibilidad de vivir mas allá de 38 años
que uno de Bangla Desh.
Creo que este es un dato escandaloso para un país
como Estados Unidos y me parece que es exactamente lo que significa la
falta del Estado de bienestar. Los que quieren desmantelar el Estado de
bienestar tienen que mirar muy a fondo cuáles serán las consecuencias.
En un país donde ha habido mucho progreso médico,
las personas como yo tenemos una buena asistencia médica y, con un buen
seguro médico, podemos confiar en obtener la mejor asistencia del mundo.
Por cierto, Harvard proporciona una asistencia médica excelente. Pero
muy cerca de Harvard, a un par de kilómetros, hay muchas personas cuyos
hijos iban a la escuela con los míos, así que les conocía, que no tienen
seguro médico, no tienen asistencia médica de ningún tipo.
Entonces, ¿qué hacen? Si tienen un problema
crónico, van a urgencias. ¿Por qué? Porque urgencias no puede rechazar a
la gente si simulan que se han caído y se han roto una pierna. Luego en
el examen médico descubren otra cosa, Hepatitis B por ejemplo, y
reciben tratamiento durante un tiempo limitado. ¿Por qué lo hacen?
Simplemente porque no hay otra forma de obtener asistencia médica.
Después de un tiempo en urgencias les dicen: "Lo sentimos mucho el
tratamiento termina aquí". A mi me parece totalmente escandaloso y esta
es la otra cara de la moneda que tenemos que recordar.
La pregunta que se plantea aquí es si esa cultura
de autoayuda tiene algo de mérito y la responsabilidad social que
engendra el Estado de bienestar en Europa tiene mérito, ¿por qué no
podemos tener las dos? Aquí nos encontramos con la cuestión fiscal. ¿Es
posible continuar con el Estado de bienestar tal como se ha hecho hasta
ahora, sin que esto cause una fuerte crisis?
Incentivar el empleo
Comenzaré con una observación general sobre el
desempleo y el Estado de bienestar, luego ahondaré mas en el tema de
debate público y la revisión de lo que es el concepto del Estado de
bienestar.
El desempleo es el mayor enemigo del Estado de
bienestar por dos razones muy distintas. La primera, una razón obvia,
bien comprendida y la segunda menos obvia pero hace falta estudiarla
mucho mas a fondo.
La razón obvia es que el seguro de desempleo supone
una carga enorme para el Estado cuando hay un alto nivel de desempleo.
Es una razón evidente, pero a veces olvidamos la enorme proporción del
gasto del bienestar que se utiliza para este fin. Naturalmente, conlleva
la pregunta: ¿Por qué no podemos cambiar el sistema, de tal forma que
el dinero que destinamos al seguro de desempleo podría subsidiar el
empleo? Es decir, para que los empresarios tengan un incentivo económico
para contratar. Sobre esto han escrito distintos economistas
profesionales y quizá lo más interesante haya sido escrito por uno de
mis amigos, Jean Paul Feautouci. Harvard University Press ha editado
recientemente uno de sus libros. Básicamente son distintos programas
para incentivar económicamente la búsqueda de empleo, destinando a ello
los mismos recursos que se destinan al subsidio de desempleo.
¿Cuáles son las ventajas? La primera ventaja es
disponer de trabajo, no se tiene pérdida de la habilidad, no se tiene la
pérdida psicológica, no se sufre la miseria, no se padece la pérdida de
motivación que conlleva el desempleo, no se producen otros muchos
aspectos socialmente disruptivos asociados con el desempleo. Además,
también son personas productivas, de manera que la sociedad recibe algo a
cambio. Creo que este es un punto central para el futuro del Estado de
bienestar.
Segundo punto, creo que el desempleo europeo ha
dificultado ciertas reformas sociales, hecho que debemos tener en
cuenta. Una de las razones por la que las personas se preocupan del
futuro del Estado de bienestar es por lo que llaman el ratio de
dependencia en aumento. ¿Qué es el ratio de dependencia? Es la
proporción de personas de nuestra población que no trabajan, porque son
demasiado viejos, demasiado jóvenes, como proporción de las personas que
pueden trabajar. El ratio de dependencia tiende a subir cuando hay
mayor perspectiva de vida. En Europa ya no son 45 años la perspectiva de
vida sino que se acerca a los 75 y, por tanto, este es un punto muy
importante.
La pregunta natural que uno haría aquí es la
siguiente: ¿Por qué son más longevas las personas? Porque son más sanas.
Pues tienen mejor salud, ¿por qué no pueden seguir trabajando? Antes se
decía que los mineros necesitaban una gran fuerza física, pero hoy en
día la mayoría de los trabajos no son de ese tipo. Hoy en día la mayoría
de los trabajos son de oficina, muy pocos requieren esfuerzo físico con
lo cual no hay barrera física para el trabajo. Entonces, ¿cuál es el
problema?
Jóvenes y jubilados
La respuesta inmediata sería: si la gente vieja no
se jubila, ¿qué pasará con los jóvenes? No encontrarán trabajo. Con lo
cual, el miedo al desempleo mantiene cualquier reforma de la edad de
jubilación como una especie de rehén. En aquellos países donde el nivel
de desempleo es mucho más bajo este miedo no existe. Por ejemplo, en
Estados Unidos ya no hay edad de jubilación. Yo, por ejemplo, no tengo
edad de jubilación. La edad de jubilación era, de todos modos, a los 70
años, más tarde que en Europa, pero ha sido eliminada. Uno puede
trabajar dando clases siempre que pueda. Por supuesto, yo podría optar
por la jubilación y probablemente me jubilaré a los 70, porque el tema
del desempleo puede ser un problema en algunas profesiones, y en el
mundo académico hay bastante desempleo, incluso en Estados Unidos.
Entonces puede haber un argumento social para que me jubile, pero si yo
me jubilo no será porque me sienta incapaz de seguir enseñando.
No hay razón alguna por la que una expansión de la
mano de obra, simplemente porque se pospone la edad de jubilación, no
pueda conllevar a una expansión proporcionada del mercado de trabajo.
No creemos que simplemente por ser grande un país
tiene que tener forzosamente más desempleo, porque hay más personas,
porque esperamos que si un país es grande y hay muchas personas también
habrá más trabajo. No cabe pensar que hay más desempleo en la India que
en Pakistán, porque la India es un país más grande, y mas desempleo en
el Reino Unido que en Escocia, porque el Reino Unido es un país mas
grande, porque no creemos que las cifras absolutas tienen tanta
importancia, es sólo cuestión de ajuste.
Pero dado esto, cabe esperar que si cambiamos la
edad de jubilación la proporción de dependencia disminuiría y las
personas podrían seguir trabajando durante más tiempo y muchas personas
estarían más felices. A algunas personas les encanta la jubilación,
están encantados al llegar a su jubilación. La flexibilidad es
importante también, pero es perfectamente posible continuar trabajando
mas allá de la edad de jubilación, pero ¿por qué no podemos tener esto
en Europa? Porque inmediatamente se describiría como muy poco ético el
no jubilarse cuando te toca o el ampliar la edad de jubilación, ¿qué
pasaría con los jóvenes que buscan trabajo, por ejemplo?
Es decir, el tema del desempleo ha dificultado las
cosas para el Estado de bienestar, tanto por el seguro del desempleo y
también por la proporción de dependencia y las pensiones, porque esta es
una de las grandes cargas. Dos son las grandes, el seguro de desempleo y
las pensiones. Los dos son prisioneros del desempleo, hay que mantener
esto muy presente. Esto era el primero de los puntos generales que
quería destacar.
Ahora voy a tratar el segundo punto: ¿Cómo podemos
revaluar el Estado de bienestar? Todos deberíamos reconocer que es un
momento excelente para reexaminar todo lo que significa el Estado de
bienestar, porque el Estado tal como está, está congelado, sigue ciertas
pautas. En ciertos países como Italia, por ejemplo, la racionalidad es
muy difícil de comprender. Algunas personas tienen mucha protección en
pensiones, otras personas apenas tienen, ahí hace falta racionalizar.
Ello no es sinónimo de recortar. Hay que ser más sensato, más justo, hay
que tener un sistema más humano del Estado de bienestar, se trata de un
momento idóneo para plantearnos esta cuestión.
También el problema presupuestario es importante,
pues da la casualidad que ha coincidido con Maastricht, el 3% y la
estabilidad monetaria. Pero ya que hay que examinarlo, vamos a utilizar
esta oportunidad para examinarlo, pero también hace falta debatir el
tema.
Creo que lo que falló en el intento bastante
atrevido por parte del gobierno francés bajo Chirac, justo después de su
elección, fue hacer un anuncio unilateral de reforma del Estado de
bienestar, sin consultar a nadie. El gobierno fue elegido, Chirac y
Joupé ya ocupaban sus cargos, el gobierno se lo pensó, no hubo ningún
tipo de consulta con los sindicatos ni con otros partidos políticos y
una mañana, simplemente, se anunciaron los cambios. Por supuesto se
produjo una reacción muy predecible. Es decir, si se van a efectuar
cambios tan grandes, ¿por qué no se nos consultaron?, y aquí recalco el
hecho de que no se trata de algo nuevo en Europa.
Incluso en 1941, por ejemplo, como ya dije al
principio de mi conferencia, cuando se redactaba el manifiesto
federalista europeo, una de las cosas más importantes era la decisión
mediante debate, gobierno mediante participación.
Otra cosa que falló en aquel intento atrevido
francés, es decir, cuando el gobierno Chirac estaba recortando el
programa de bienestar, es que Francia realizaba unas pruebas nucleares
en el Océano Pacífico y la pregunta fue inevitable: ¿Es más importante
para Francia tener una potencia nuclear independiente? ¿Redundaría mas
en beneficio de los franceses, su subsistencia, su bienestar incluso su
sentido de seguridad en un mundo posguerra fría que una paz social y un
sistema justo de bienestar? Esta comparación era absolutamente
insoslayable, y creo que esto también plantea otra pregunta general.
Romper tabúes
Cualquier gobierno tiene muchos gastos que no
forman parte del Estado de bienestar, y esto podría ser objeto de
consideración y, de hecho, comienza a recibir cierta atención. Aquí
tengo un libro que lleva por titulo "Vivir como iguales", una serie de
conferencias pronunciadas en memoria de mi primera esposa, fallecida en
1985. Conferencias dadas por algunos economistas, abogados,
historiadores o sociólogos. En una de estas conferencias, de hecho una
mía, el Presidente de la Royal Society, se hacía una pregunta que en el
Reino Unido sólo se habían hecho los laboristas muy radicales, muy de
izquierdas. ¿Por qué el Reino Unido necesita una bomba nuclear propia? Y
lo planteó durante su presentación en la Royal Society. Dijo: "Creo que
la historia mostrará que la insistencia del Reino Unido en tener
capacidad nuclear era un fallo, era básicamente un error, un despilfarro
total de recursos y un factor importante en el declive económico
británico en los últimos cincuenta años". Ahora bien, este es el tipo de
afirmación que no se asociaba con el Presidente de la Royal Society.
Una de las buenas cosas que está ocurriendo, y esto es muy positivo, es
una disposición a cuestionar temas tabú. Hasta hace poco no se
cuestionaba el tener una bomba nuclear propia, a menos que fuera un
entusiasta del CND, miembro de la Campaña pro Desarmamento Nuclear.
Creo que lo que realmente necesitamos hoy en día es
precisamente hacernos estas preguntas. ¿El Estado de bienestar es un
Estado racional? ¿Por qué es necesario? Preguntas excelentes que también
tienen una respuesta: es necesario para la responsabilidad social hacia
los enfermos y los pobres. Y, ¿qué forma ha de tener? ¿una forma
caótica, por ejemplo, como es el caso italiano? La respuesta para mí es
no, hay que racionalizarlo, ¿qué prioridades tendremos?, pues la
prioridad debe ser la responsabilidad social y también no hay que
desanimar a las personas a autoayudarse en el proceso, la cultura de la
autoayuda tiene una influencia muy positiva y la creación del empleo
también juega un papel importante en ello. Esto es importantísimo, y
podemos aprender algo de los Estados Unidos y también hay algo que no
debemos aprender de los Estados Unidos, es decir, la ausencia de la
asistencia médica.
También otra pregunta sobre ¿qué amplitud debería
tener el debate? pues hay que tener un debate amplísimo. Hay una lección
a aprender de lo que hicieron los franceses hace dos años, como un
ejemplo a no seguir, se necesita debate.
Creo que llegamos a una situación en que se pone en
juicio el futuro del Estado de bienestar. Creo que el argumento en
defensa del Estado de bienestar es muy fuerte, y creo también que el
Estado de bienestar quizás ha sido la mayor aportación de la
civilización europea al mundo y sería muy triste si la misma Europa lo
perdiera. Tampoco hay porqué perderlo, y hablo como economista por
supuesto.
Me parece que hay una gran variedad de gastos
gubernamentales que se podrían recortar, hay que estudiarlos todos para
ver cuales son necesarios, hay que mirarlos con lupa, tenemos que
debatirlos. En el contexto británico, por ejemplo, hay que mirar los
gastos nucleares, militares, el Reino Unido aun tiene pretensiones de
ser potencia mundial ¿es necesario todo ello cuando hasta ha perdido
Hong-Kong?, ¿cómo se compara con otras áreas de gastos?
Dentro del Estado de bienestar, ¿cuáles son las
cosas más importantes y cuáles son menos importantes?, ¿cómo podemos
combinar esto y a la vez incentivar a las personas para que se ayuden a
si mismas además de ayudar a otros, es decir, como desarrollar la
responsabilidad social?
Creo que esta es una de las preguntas centrales con
que nos encontramos ahora: ¿Cómo combinar los méritos de la cultura de
la autoayuda con los méritos del Estado de bienestar y con la
responsabilidad social?
Y con esto concluyo, muchísimas gracias.
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